D' Sabores y Lágrimas
Alguien dice que la tristeza es dulce... ¿puede tener un sentimiento sabor? hay quienes sentimos más allá de lo abstracto, un dolor en el pecho y una reacción biológica que nos pide alcochol, apretones o almohadas, que nos hace vomitar o que nos invita a comer. Para mí esas reacciones son para llenar vacíos, para jugarle la escondida al olvido, al dolor, a la conciencia, y sobre todo al corazón. Vomitamos la decepción, el terror a la soledad, la desdicha que viene y que dejamos salir en ese revoltillo estomacal. Uno de esos escritores con los que nos encontramos al paso, alguna vez dijo "la decepción puede a veces ser determinada como un malestar estomacal... y los flujos extraordinarios de la bilis como celos". A fin de cuentas, lo que intento decir es que dolores, reflujos o influjos siempre han sido asociados con la tristeza, pero un sabor, y además agradable, jamás había sido capaz de digerirlo.
Ante la exposición de ese alguien me quedé pensativa, y renuente, en respuesta trataron de convencerme del paladar empalagado con una analogía a las lágrimas, siendo éstas un reflejo triste entre otros sentimientos de esos inexplicables. Pero.... para mí las lágrimas no son dulces tampoco. Una lágrima de tristeza sabe a desamor, a un recuerdo dulce manchado con amargura y engaño, a un beso que pasó al recuerdo mirado con nostalgia, nostalgia salada, e inmediatamente repugnante, aunque luego se transforme en otra clase de nostalgia, en otro recuerdo gris tenue o brillante, pero gris, como los recuerdos en blanco y negro.
Las lágrimas de tristeza pueden ser dulces para quien las ve, para quien las seca, para quien ve en ellas la expresión más viva de un ser humano, con corazón y sentimiento, así sea roto, pero da gritos de su evidente extistencia, está vivo en esa líquida expresión; pero no puede ser dulce para quién las saca de sus entrañas, para ese que no encuentra palabras y desahogo, que no logra controlar lo que tanto daño le hace.
Imposible que la degustación de un paladar dulce sea la prueba de una tristeza, un sentimiento tan devastador, tan miserable y tan impotente no puede ser dulce, lo dulce es un gusto, un placer que no debe dañar, a menos que todos seamos diabéticos.
Texto rescatado de un 07 de junio de 2008
1 comentarios:
excelente..! en mi opinion definitivamente la tristeza no sabe dulce... la tristeza nos hace recordar algo que sabia dulce pero que su sabor ya no se puede percibir... mas bien trae un mal sabor que hace que aun mas se extrane la dulzura del pasado...
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