Campo de Batalla... perdón: de futbol

Cada 4 años se da un evento casi cósmico. La teoría de la aldea global encuentra un representante innegable, las diferencias de género parecen opacarse y el sentido de pertenencia de 198 países se concentra en 32 ¿la ocasión? La copa mundial de futbol.


Sólo tengo en mi haber de recuerdos 5 mundiales de futbol, el resto los viví sin conciencia. Desde hace 18 años espero con ansias los años pares, los que vienen de 4 en 4, para tener excusas, para encontrar escapes, para conversar con extraños, para gritarle a la tv, para lucir mi lado masculino, para pagar un servicio con tal de estar rodeada de muchos, para emocionarme con muchos, para confiar en extraños, pero sobre todo: para sentirme ciudadana de un mundo dónde no hay leyes de migración, donde no hay buenos o malos gobernantes, donde la inflación no afecta los goles, y donde la única culpa se le carga a la FIFA, a los árbitros y a uno que otro jugador.

No se si es que estoy creciendo, o si es que cada día el ser humano es más caníbal que lobo. Pareciera, lamentablemente, que la humanidad sufre de una epidemia asquerosa, creada en los laboratorios de la ignorancia y el dominio primitivo de la política, cosechada en el resentemiento, y cuya vacuna es gratis pero cada vez más prohibida en nombre una "supervivencia" que nos está matando: amor.


Esta copa (2010), se disputa desde el 11 de junio, estamos a 27 y ya quiero que acabe ¿por qué? porque al menos en mí país esto se ha convertido en la extensión de una polarización que nos tiene secos desde hace casi una década, el mundial es una metástasis de este cáncer terminal que tiene la sociedad venezolana: intolerancia, ignorancia y violencia.

No soy fatalista, no había publicado el post porque llegué a pensarme casi casi hija de Horkheimer, pero hoy una amiga me llama a compartir el mismo sentimiento (y ya tengo más de 5 días haciendo encuesta pública al respecto).

Como lo dije en mi twitter: "soy fanática del futbol, no de las banderas", tengo mis preferencias: heredadas y adquiridas, sin sangre, sin nacionalidad, algunas hasta sin sello de pasaporte, pero es que ¿de cuándo acá se necesita un motivo para preferir algo?


Ah! porque ese ahora es otro tema, hay que tener nacionalidad para poder tener un favorito, ya que nuestra selección no clasificó.

El tema de la nacionalidad, lo despacho rápido: somos ciudadanos del mundo, transculturalizados, críticos y con capacidad de decisión. Pocas oportunidades tenemos de ejercer el libre albedrío (y en nuestro país ya casi es un delito), ¿por qué satanizar los gustos y elecciones de la individualidad y la libertad? Que es que se vuelven locos y trancan la ciudad, lloran o revientan los tímpanos? ok, bájenle dos que ahí viene mi segundo punto a tratar: equilibrio. Que es que no apoyan a la selcción nacional de futbol? esto gracioso, hace 18 años, muchos ni sabían que teníamos selección, no tenemos historia de futbol, nos hemos dedicado al beisbol, y hoy por hoy podemos dar fe de inmensos avances en tema de apoyo y pertenencia a nuestra vinotinto, hay que seguirla sembrando, pero nunca se podrá cosechar sembrando obligatoriedad a algo que simplemente es sentido de pertenencia, y eso, valga la redundancia, pertenece a cada ser con cédula de identidad de esta república (las anteriores y las que vendrán).

El asesinato mayor, y motivo de este texto, han sido los innumerables mensajes, cadenas, tuits que se han publicado y que me han llegado en estos 16 días. El más penoso, uno que me enviaron cuando descalificaron a Italia de la copa. Me pareció de mal gusto, ridículo y extremadamente ignorante. Un mensaje ofensivo, sin argumento y además mal escrito. Quien lo escribió pretendía "dar clases" de historia de Venezuela, su historia claro está, negando las descendencias y los mismísimos hechos, mi opinión: que empiece por aprender. No reproduzco el mensaje, porque ya se me está haciendo largo el cuento, pero despreciaba absolutamente a la comunidad y cultura italiana (nada tenía que ver con el juego de futbol, más allá de la excusa para redactarlo).

Honestamente me parece absurdo y burdo que se impulsen esos mensajes intolerantes y humillantes. Quienes crean que por defender su país son patrióticos, que comiencen por revisar la diferencia entre patriotismo y nacionalismo, porque lo están confundiendo y reviviendo una de las etapas más oscuras de la historia humana. Pena ajena dan quienes enfocan su odio hacia un pueblo y una cultura que nutre al mundo, sin darse cuenta del daño que hacen, de lo desubicados que están y de lo obtusos que tienen la mente y el corazón.

Triste que empañen con un fanatismo trasnochado algo tan plural como el deporte. No es italia, es cualquier país, de hecho (lamentablemente) todos los países, no hay partido en el que no se ofenda a uno de los equipos, y peor aún, a una de las culturas que representa. Del "chiste" a la ofensa solo hay una boca y un corazón sucio.

Me pregunto ¿qué tan difícil puede resultar apoyar a tu favorito sin insultar a tu contrario? y es precisamente digiriendo esa pregunta dónde me dan náuseas... esa interrogante aplica a nuestro día a día, a nuestras políticas moribundas y literalmente podridas, a la polarización que nos enfermó y que obviamente nos está matando.

Mataron mi evento global, y lo peor, hay un montón de homicidas sueltos acabando con la esperanza de unión de muchos como yo. 

Hey tú! sí tú... el que le dice sucio, ---ito a su equipo contrario: el futbol es para apoyar a quien tú escogiste, no para ir en contra de los demás, ni para insultar a quién no puedes gritarle en casa. Adivina por qué no puedes gritarle así a tu contrincante en casa? porque quien te quita la libertad tiene y tuvo la misma actitud que tienes tú ahora: intolerante y violento.

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2 comentarios:

Verónica Esparza dijo...

Bueno Carlita, hablábamos de esto ayer por teléfono y lo comentaré en tu blog para compartirlo con los demás lectores.

Una persona muy querida me comentaba que ella "no podría ver un partido con alguien de un equipo contrario. Simplemente no lo toleraría". ¿Qué clase de actitud es esta? En el deporte hasta los técnicos y jugadores se dan las manos, se intercambian las franelas. Se comportan con tolerancia y convivencia. Una deshonra es que la fanaticada haga caso omiso a la actitud deportiva y rivalidad sana.

En el deporte no debería haber espacios para los insultos, sino para la crítica constructiva, el aplauso ganador y el aplauso de impulso a la mejoría posterior.

¿Exigimos tolerancia a los países, a los políticos, a la familia y amistades, pero no la profesamos? Me parece que sabemos de quién es gran #Fail

Y si, tienes razón, creo que es que crecemos y entendemos que, esa pasión e inconsciencia de la infancia o adolescencia queda a un lado para dar paso a los adultos responsables, tolerantes y capaces de disfrutar un evento mundial y deportivo sin necesidad de caer en fanatismos rabiosos e irrespetuosos.

Ahora bien, con esto no quiero decir que no hay cabida para la competencia y rivalidad. Sería absurdo creer que no tienen cabida las emociones por nuestro equipo preferido o por aquellos con los que sentimos simpatía. Los comentarios, la camaradería, la "joda" es aceptada. Los insultos, jamás.

Ojalá logremos encontrar el equilibrio, mucho antes del próximo mundial.

Verónica Esparza dijo...

El mejor párrafo es el último, sin duda. BRAVO Carlita :)

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